La Importancia de Honrar a Dios a Través del Diezmo y las Ofrendas

No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;Porque será medicina a tu cuerpo,Y refrigerio para tus huesos.Honra a Jehová con tus bienes,Y con las primicias de todos tus frutos;Y serán llenos tus graneros con abundancia,Y tus lagares rebosarán de mosto.
— Proverbios 3:7-10 Reina-Valera 1960

La Promesa de Abundancia

En la Biblia, se encuentra una promesa poderosa en Proverbios 3:8-10, que asegura que honrar a Dios traerá bendición a nuestras vidas: “Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de vino”. Este pasaje no solo promete abundancia material, sino también beneficios espirituales, describiendo cómo la obediencia a Dios resulta en prosperidad y bienestar. En este artículo, exploraremos la importancia de honrar a Dios a través del diezmo y las ofrendas, y por qué esta práctica sigue siendo relevante en la vida cristiana moderna.

Honrar a Dios: Más Allá de las Palabras

Muchos de nosotros afirmamos honrar a Dios, pero ¿cuántos realmente lo hacemos en la práctica diaria? Honrar a Dios no se limita a las acciones que nos resultan agradables o convenientes, sino que abarca todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la manera en que manejamos nuestras finanzas. Este principio se refleja claramente en la enseñanza bíblica sobre el diezmo y las ofrendas.

Diezmo: Una Práctica de Antiguo Testamento con Relevancia Actual

Algunas enseñanzas contemporáneas argumentan que el diezmo es una práctica exclusiva del Antiguo Testamento, pero esta perspectiva ignora el testimonio de la Escritura en su totalidad. El apóstol Pablo, en 1 Corintios 10:11, explica que todo lo que sucedió al pueblo de Israel sirve como ejemplo para nosotros, sugiriendo que el diezmo y las ofrendas no fueron anulados, sino que continúan siendo pertinentes.

El Diezmo de Abraham: Un Acto de Fe y Obediencia

El ejemplo de Abraham, quien diezmó a Melquisedec después de rescatar a su sobrino Lot, ilustra la importancia de esta práctica. Génesis 14 describe cómo Abraham, tras una victoria significativa, dio el diezmo de todo lo que había ganado a Melquisedec, un sacerdote del Dios Altísimo. Hebreos 7:1 hace referencia a Melquisedec como una "cristofanía", sugiriendo que este acto de diezmo era una forma de reconocer la autoridad y la bendición divina.

El Diezmo Antes de Israel: Una Lección para Todos los Creyentes

Es interesante notar que el primer acto documentado de diezmo fue realizado por Abraham, un gentil, mucho antes de que se estableciera la nación de Israel. Esto implica que el diezmo no está reservado exclusivamente para los israelitas, sino que es una práctica que trasciende las barreras culturales y temporales, siendo aplicable a todos los creyentes.

Interpretaciones Contemporáneas y el Valor del Diezmo

Algunos sostienen que las enseñanzas sobre el diezmo y las ofrendas deben ser revisadas a la luz del Nuevo Testamento, dado que las cartas de Pablo y otros escritos del Nuevo Testamento parecen estar dirigidos a contextos específicos. Sin embargo, este enfoque selectivo puede llevar a una comprensión fragmentada de la Biblia. En lugar de escoger solo las partes que nos convienen, es esencial considerar la totalidad de las Escrituras para comprender el propósito y la aplicabilidad de la enseñanza del diezmo.

La Relación Entre Obras y Bendiciones Espirituales

En 2 Corintios 9, el apóstol Pablo nos recuerda que sembramos lo terrenal para cosechar en lo espiritual. Las ofrendas y el diezmo son maneras de sembrar en el reino de Dios, esperando una cosecha espiritual que trasciende lo material. La relación entre nuestras acciones terrenales y nuestras bendiciones espirituales refleja la importancia de actuar con obediencia y fe.

La Responsabilidad de Activar la Bendición

Aunque la maldición del pecado fue rota por el sacrificio de Jesús, es nuestra responsabilidad activar las bendiciones prometidas por Dios a través de nuestras acciones. La historia de la caída de Jericó y el pecado de Acán en Josué 7 ilustra cómo la desobediencia y el desvío de lo que Dios requiere pueden impedir que experimentemos las bendiciones que Él ha prometido.

En resumen, honrar a Dios con nuestras finanzas a través del diezmo y las ofrendas no es solo una cuestión de cumplimiento de un mandato antiguo, sino una práctica que refleja nuestra fe y obediencia a Dios. Estas acciones son una manera tangible de demostrar nuestra devoción y de activar las bendiciones que Dios ha prometido a aquellos que le son fieles.

Anterior
Anterior

La Bendición de Dios en Nuestras Vidas y la Importancia de la Oración

Siguiente
Siguiente

La Prueba de Nuestra Fe: Reflexiones Sobre el Sacrificio y el Amor de Dios